miércoles, 29 de abril de 2009

No me gustan los lunes























A Brenda Spencer le regalaron el día de su 16 cumpleaños un rifle.
Al mes siguiente, el 29 de enero de 1979, mientras veía desde su ventana a unos niños jugando en el patio de recreo se los imaginó como "patos moviéndose en una charca". 
Un blanco fácil, pensó.
Disparó. 
Dos muertos y nueve heridos.
Cuando la policía le preguntó por qué lo había hecho, ella respondió:


"Because mondays are always so boring"
"Sólo lo hice para animarme el día. No tengo ninguna razón más, sólo fue por divertirme. Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, blancos fáciles".



Bob Geldof & The Boomtown Rats convirtieron la historia en  canción:

BOB GELDOF + BON JOVI

I DON´T LIKE MONDAYS


The silicon chip inside her head gets switched to overload
And nobody's gonna go to school today
She's going to make them stay at home
And daddy doesn't understand it
He always said she was good as gold
And he can see no reasons, 'cause there are no reasons
What reason do you need to be shown?

Tell me why?
I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like Mondays
I want to shoot the whole day down

The telex machine is kept so clean and it types to a waiting world
And mother feels so shocked
Father's world is rocked
And their thoughts turn to their own little girl
Sweet 16 ain't that peachy keen
No, it ain't so neat to admit defeat
They can see no reasons 'cause there are no reasons
What reasons do you need

Tell me why?
I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like Mondays
I want to shoot the whole day down, down, down, shoot it all down

And all the playing has stopped in the playground now
She wants to play with the toys of war
And school's out early and soon we'll be learning
That the lesson today is how to die
And then the bullhorn crackles
And the captain cackles with the problems and the hows and whys
And he can see no reasons 'cause there are no reasons
What reason do you need to die, die?
And the silicon chip inside her head gets switched to overload
And nobody's gonna go to school today
She's going to make them stay at home
Her daddy doesn't understand it
He always said she was good as gold
And he can see no reasons 'cause there are no reasons
What reason do you need to be shown?

Tell me why?
I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like, I don't like, (Tell me why?) I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like, I don't like, (Tell me why?) I don't like Mondays
Tell me why?
I don't like Mondays
I want to shoot the whole day down





a) De una historia terrible se puede hacer una bonita canción.
b) Un rifle no es el mejor  regalo cuando se cumplen los 16.
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sábado, 25 de abril de 2009

LA BIEN HALLADA

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 "Empecé a tocar la guitarra hace relativamente poco, un par de años. Me bajé por Internet las posiciones de los dedos y aprendí mientras tocaba canciones de otros, temas de pop sencillitos, de Mojave 3, de The Lemonheads, de Neutral Milk Hotel, de The Cure... Entonces un amigo  me dijo que me animara a hacer canciones, que era fácil...  Lo intenté y me salió."

Ana Fernández Villaverde (La bien querida)






"Para mí hay una conexión total entre música y pintura. Un cuadro y una canción son temática, composición, armonía y tonalidad". 


 "A mí no me avergüenza decir "amor" o "enamorarme" en una canción. Lo que me produciría pudor sería dar vueltas sobre esa idea sin enfrentarme a ella. Canto sobre experiencias personales y por el momento se trata tan sólo de canciones de amor porque no me salen de otra forma. Mis libros de cabecera no tienen nada que ver con la temática amorosa, son cosas como Petrarca, Lucrecio, Cioran, Breton… Me encantaría hacer letras que tratasen sobre la astronomía, la botánica o las aves exóticas, pero de momento no me salen, no hay manera”.

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miércoles, 15 de abril de 2009

CHINGADO y HECHIZADO


                                                             


JIM

Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes, como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo. ¿En qué consiste la poesía, Jim? le preguntaban los niños mendigos de México. Jim los escuchaba mirando las nubes y luego se ponía a vomitar. Léxico, elocuencia, búsqueda de la verdad. Epifanía.
Como cuando se te aparece la Virgen. En Centroamérica lo asaltaron varias veces, lo que resultaba extraordinario para alguien que había sido marine y antiguo combatiente en Vietnam. No más peleas, decía Jim. Ahora soy poeta y busco lo extraordinario para decirlo con palabras comunes y corrientes. ¿Tú crees que existen palabras comunes y corrientes? Yo creo que sí, decía Jim. Su mujer era una poeta chicana que amenazaba, cada cierto tiempo, con abandonarlo. Me mostró una foto de ella. No era particularmente bonita. Su rostro expresaba sufrimiento y debajo del sufrimiento asomaba la rabia. La imaginé en un apartamento de San Francisco o en una casa de Los Ángeles, con las ventanas cerradas y las cortinas abiertas, sentada a la mesa, comiendo trocitos de pan de molde y un plato de sopa verde. Por lo visto a Jim le gustaban las morenas, las mujeres secretas de la historia, decía sin dar mayores explicaciones. A mí, por el contrario, me gustaban las rubias. Una vez lo vi contemplando a los tragafuegos de las calles del DF. Lo vi de espaldas y no lo saludé, pero evidentemente era Jim. El pelo mal cortado, la camisa blanca y sucia, la espalda cargada como si aún sintiera el peso de la mochila. El cuello rojo, un cuello que evocaba, de alguna manera, un linchamiento en el campo, un campo en blanco y negro, sin anuncios ni luces de estaciones de gasolina, un campo tal como es o como debería ser el campo: baldíos sin solución de continuidad, habitaciones de ladrillo o blindadas de donde hemos escapado y que esperan nuestro regreso. Jim tenía las manos en los bolsillos. El tragafuegos agitaba su antorcha y se reía de forma feroz. Su rostro, ennegrecido, decía que podía tener 35 años o 15. No llevaba camisa y una cicatriz vertical le subía desde el ombligo hasta el pecho. Cada cierto tiempo se llenaba la boca de líquido inflamable y luego escupía una larga culebra de fuego. La gente lo miraba, apreciaba su arte y seguía su camino, menos Jim, que permanecía en el borde de la acera, inmóvil, como si esperara algo más del tragafuegos, una décima señal después de haber descifrado las nueve de rigor, o como si en el rostro tiznado hubiera descubierto el rostro de un antiguo amigo o de alguien que había matado. Durante un buen rato lo estuve mirando. Yo entonces tenía 18 o 19 años y creía que era inmortal. Si hubiera sabido que no lo era, habría dado media vuelta y me hubiera alejado de allí. Pasado un tiempo me cansé de mirar la espalda de Jim y los visajes del tragafuegos. Lo cierto es que me acerqué y lo llamé. Jim pareció no oírme. Al girarse observé que tenía la cara mojada de sudor. Parecía afiebrado y le costó reconocerme: me saludó con un movimiento de cabeza y luego siguió mirando al tragafuegos. Cuando me puse a su lado me di cuenta de que estaba llorando. Probablemente también tenía fiebre. Asimismo descubrí, con menos asombro con el que ahora lo escribo, que el tragafuegos estaba trabajando exclusivamente para él, como si todos los demás transeúntes de aquella esquina del DF no existiéramos. Las llamaradas, en ocasiones, iban a morir a menos de un metro de donde estábamos. ¿Qué quieres, le dije, que te asen en la calle? Una broma tonta, dicha sin pensar, pero de golpe me di cuenta de que eso, precisamente, esperaba Jim. “Chingado, hechizado”, era el estribillo, creo recordar, de una canción de moda aquel año en algunos hoyos funkis. Chingado y hechizado parecía Jim. El embrujo de México lo había atrapado y ahora miraba directamente a la cara a sus fantasmas. Vámonos de aquí, le dije. También le pregunté si estaba drogado, si se sentía mal. Dijo que no con la cabeza. El tragafuegos nos miró. Luego, con los carrillos hinchados, como Eolo, el dios del viento, se acercó a nosotros. Supe, en una fracción de segundo, que no era precisamente viento lo que nos iba a caer encima. Vámonos, dije, y de un golpe lo despegué del funesto borde de la acera. Nos perdimos calle abajo, en dirección a Reforma, y al poco rato nos separamos. Jim no abrió la boca en todo el tiempo. Nunca más lo volví a ver.


Roberto Bolaño.


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martes, 14 de abril de 2009

PUERTA ¿abierta / cerrada?

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La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. No es una puerta cerrada con llave o con cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla, mientras cede a la sola presencia de los inocentes.

[...]


Aldo Pellegrini



lunes, 13 de abril de 2009

child




Siempre hay un principio
siempre hay un final
siempre hay un volver
a comenzar.




martes, 7 de abril de 2009

"Bodas de arte"

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"No pienso. Cojo lo que hay.
Pienso después cuando veo los escaneos de los negativos llegando al ordenador. En este momento busco un punto mágico… una lágrima, una mirada, una luz que cae encima de una curva de una mujer…"



"No estoy en Magnum;
no hago fotos para el País;
no tengo exposiciones en la Reina Sofia;
no hago fotos de Kate Moss para Vogue;
no hago las fotos de prensa para Almodovar;
no hago portadas para los CD de Madonna;
no tengo ni Canon ni Hasselbad ni Kodak ni Ilford como sponsor..
… etc etc … etc etc … etc etc … etc etc...







...Básicamente solo gano mi vida trabajando para parejas haciendo las fotos de sus bodas".



"Es mejor un fotógrafo que tiene ideas y emoción y que no tiene ni p*ta idea de como funciona una cámara menos en modo automático."




"Los asuntos técnicos como exposición, encuadre, colores me dan igual. Normalmente se pueden arreglar y si no se pueden… da igual. Muchas veces las mejores fotos son las que salen mal técnicamente.
A lo mejor de manera inconsciente busco este punto en el momento de tomar la foto pero no lo sé. Disparo muchas fotos y muy rápido con muchas cameras y muchas películas diferentes. La gran mayoría de mis fotos no
valen nada pero dentro de tantos disparos espero tener algo que vale algo."






"En mis fotos de boda mi preocupación no es solo de hacer una foto que va a gustar a los novios – esto es fácil - si sale su hermana o tío un pelín artísticamente van a gustar a la foto. Quiero hacer una foto que puede hablar a cualquier persona incluso si no nos gustan las fotos de boda en general… no tenemos ni p*ta idea de quienes son las personas que salen en el reportaje de la boda. Da igual. Queremos ver las fotos por el arte y emoción que tienen."




Extracto de una entrevista a EdwardOlive











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sábado, 4 de abril de 2009

RID of ME

            
Rid of me. P.J.HARVEY


Tie yourself to me
No one else
No, you're not rid of me
Hmm you're not rid of me

Night and day I breathe
Ah hah ay
Hey, you're not rid of me
Yeah, you're not rid of me (3)

I beg you, my darling
Don't leave me, I'm hurting

Lick my legs I'm on fire
Lick my legs of desire

I'll tie your legs
Keep you against my chest
Oh, you're not rid of me
Yeah, you're not rid of me
I'll make you lick my injuries
I'm gonna twist your head off, see

Till you say don't you wish you never never met her?
Don't you don't you wish you never never met her? (3)

I beg you my darling
Don't leave me, I'm hurting
Big lonely above everything
Above everyday, I'm hurting

Lick my legs, I'm on fire
Lick my legs of desire
Lick my legs, I'm on fire
Lick my legs of desire

Yeah, you're not rid of me
Yeah, you're not rid of me
I'll make you lick my injuries
I'm gonna twist your head off, see

Till you say don't you wish you never never met her
Don't you don't you wish you never never met her (3)

Lick my legs I'm on fire
Lick my legs of desire
Lick my legs I'm on fire
Lick my legs of desire