martes, 22 de junio de 2010

BELLEZA



Evolution : No es extraño que nuestra percepción
de la belleza esté distorsionada.




Evolution (parody) : Gracias a Dios nuestra percepción
de la realidad está distorsionada.




...
Lo bello está fuera de lo estético.
Sucede que hace mucho tiempo vinieron los racionalistas a decirnos donde estaba la belleza. Llegaron con el bisturí del análisis y comenzaron a desmenuzar, observando y haciendo observar que tal masa, que tal plano, que el ritmo, la línea y todo lo que hace a la composición de una obra estaba bien o mal hecho.
Dijeron: he aquí lo bello.
Mentiras.
Un Esclavo de Miguel Angel no es bello por lo que estos tipos dijeron.
Es bello porque está cargado de una Energía Superior, muy misteriosa, que se produce en el instante en que Miguel Angel inicia el recorrido de las formas para determinar el volumen de ese esclavo. Por algo dijo que lo que él hacía estaba dentro de la piedra y que solo tenía que quitar lo que estaba de más. El sabía de qué se trataba.
Pero es bello también porque se ocupa del hombre, en este caso del hombre que sufre. Porque a él le dolía el sufrimiento o porque quizá se sentía esclavo en su propio sufrir o atado a sus propias circunstancias. El caso que fuere da lo mismo, no modifica en absoluto el resultado: esa sideral belleza.
Digo entonces que lo bello está en lo ético.
Porque la fealdad también tiene sus manifestaciones. Fea es la tortura, fea es la guerra, la injusticia, la corrupción de los gobernantes, la impunidad, el hambre, la esclavitud, la desocupación y cuantas cosas más.
¿Qué es el acto de un policía deteniendo a un joven por su vestimenta o por los tatuajes que libremente se hizo en el cuerpo?
O cuando paran por las calles pidiéndole documentos a personas de tez morena porque para estos señores el color de la piel de estas gentes les da inmediatamente categoría de "sospechosos"
Y entonces le dice Pizarro en una carta a su hijo Lucien: "¿Quién les da la libertad, para cercenar la libertad de los otros?"
Reitero: Lo bello está en lo ético.
Lo que el artista hace, es contar lo que ve, lo que acontece en el mundo, pues es un testigo.
En este tiempo, en este horror globalizado, el artista más que nunca debe contar eso que ve. El artista no escamotea, no oculta. Dice la verdad.
Es testigo de su tiempo y a veces del tiempo por venir.
Va a la esencia, a lo verdadero.
La belleza en lo estético es artificio.
La Naturaleza tiene otros valores y la Energía Universal otros modos de expresión.
Por ello solo el hombre puede ser ético.
Escuchen Los Cuartetos Medios de Beethoven o Las Cuatro Piezas Sacras de Verdi y se darán cuenta de que estoy hablando.

Helios Buira




viernes, 18 de junio de 2010

Palabras sencillas


Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños al ser pequeños saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas.
Me gustaría saber escribir esas historias pero nunca he sido capaz de aprender y eso me da mucha pena.
Porque, además de saber elegir las palabras, es necesario tener habilidad para contar de una manera muy clara y muy explicada y una paciencia muy grande.
A mí me falta, por lo menos, la paciencia, por lo que pido perdón.
Si yo tuviera esas cualidades, podría contar con todo detalle una historia preciosa que un día inventé...

José Saramago






NENHUMA ESTRELA CAIU. Misia
(letra José Saramago)

Janelas que me separam / Do vento frio da tarde / Num recanto de silêncio
Onde os gestos do pensar são as traves duma ponte que não paro de lançar.
Vem a noite e o seu recado / Sua negra natureza / Talvez a lua não falte
Ou venha a chuva de estrelas / Basta que o sono desperte / O sonho que deixa vê-las
Abro as janelas por fim e o frio vento se esquece / Nenhuma estrela caiu
Nem a lua me ajudou / Mas a ruiva madrugada / Por trás da ponte aparece.





miércoles, 9 de junio de 2010

SIN TÍTULO

"Muy de tarde en tarde, cuando consigo un poco de dinero con la literatura (alguna lectura o algún artículo), y si no hay ninguna necesidad doméstica perentoria, suelo gastármelo en pendientes o en zapatos. No lo puedo remediar, ambas cosas me entusiasman. Algún avispado analista podría encontrar una buena explicación freudiana a esta manía intrascendente y argumentar, con un convencimiento absoluto, que esa debilidad esconde la importancia que mi subconsciente otorga a los primeros y los últimos versos, ya que no nos ponemos nada más abajo de los zapatos y, desde que no usamos sombrero, nada más arriba de los pendientes. Y yo, sin estar de acuerdo con tan forzada y peregrina tesis, no encontraría ninguna razón para rebatirla, entre otras cosas porque no acostumbro a teorizar sobre poesía, y menos sobre la propia.
Me ha ocurrido varias veces. Leo en una antología una poética, o una declaración de intenciones, de un autor. Paso después a leer sus poemas. Nada que ver lo uno con lo otro. En vivo casi es peor, porque la vergüenza ajena que siento en esas situaciones es tremenda. Asisto a una lectura y escucho con atención e interés, casi con expectación, las palabras previas del poeta, las que le sirven de prólogo. Algunos hacen una introducción general y luego, de una tirada, toda la lectura; otros hacen un breve comentario delante de cada poema. Da igual. En algún momento todos pronuncian frases del tipo “en este poema he pretendido…”, o “quiero expresar en estos versos…”, o “mi intención es describir…” o “aquí explico lo que sentí cuando…”. Inmediatamente después, al escuchar los poemas, nos damos de bruces contra la cruda realidad: ninguna de las intenciones, ninguno de los propósitos se cumple, el objetivo no se ha conseguido, la voluntad ha fracasado frente a la capacidad.
Y en esos momentos una piensa que los poemas que ha escuchado o ha leído le habrían parecido menos malos si no hubieran estado precedidos por esas opiniones pretenciosas sobre la propia obra. Así que, con estos antecedentes como lectora o espectadora, me da un miedo terrible caer en las garras de la vanidad o de la estulticia (compañeras, por otra parte, bastante frecuentes), por lo que me limitaré a repetir unas cuantas obviedades:
que en poesía, como en cualquier otra actividad, no todo vale;
que hay que aspirar a decir cosas, y no sólo palabras;
que la originalidad no se alcanza por el simple hecho de pretenderla y que, una vez conseguida, no garantiza la calidad;
y que prefiero la poesía inteligible porque aún no he conseguido emocionarme con lo abstruso ni con lo vacío."


Amalia Bautista
Victoria Diehl


IDA Y VUELTA

Cuando nos dirigimos al amor
todos vamos ardiendo.
Llevamos amapolas en los labios
y una chispa de fuego en la mirada.
Sentimos que la sangre
nos golpea las sienes, las ingles, las muñecas.
Damos y recibimos rosas rojas
y rojo es el espejo de la alcoba en penumbra.


Cuando volvemos del amor, marchitos,
rechazados, culpables
o simplemente absurdos,

regresamos muy pálidos, muy fríos.
Con los ojos en blanco, más canas y la cifra
de leucocitos por las nubes,
somos un esqueleto y su derrota.
Pero seguimos yendo.



Amalia Bautista




domingo, 6 de junio de 2010

Animalitos


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I HATE SEAGULLS. Kate Nash
Odio

Mi odio hacia las gaviotas es profundo y sincero. Es natural, por tanto, que enseñara a volar a mi ejército de gatos, que infundiera en mis tropas el mismo odio asesino, que al fin los mininos dominaran los secretos del vuelo y el gavioticidio.

No todo había de ser perfecto: ahora son los gatos quienes cagan sobre nuestras cabezas y nos despiertan chillando al alba.

Mi odio hacia los gatos es profundo y sincero.

Choan C. Gálvez
(Mundo DU. Cuentos breves)