“El aburrimiento es una mala hierba,
pero también una especia que hace digerir muchas cosas”.
Goethe
Julia Fullerton
Una parte sustancial de lo que les espera va a ser reclamada por el aburrimiento.
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De hecho, pueden juntar todas estas cosas y por un tiempo funcionarán. Hasta el día, por supuesto, en que se despierten en medio de una familia nueva y un papel de colgadura diferente, en un estado y un clima diferentes, con un cerro de cuentas del agente viajero y del analista, pero con el mismo sentimiento rancio hacia la luz del día que se filtra a través de las ventanas. Se pondrán los mocasines sólo para descubrir que necesitarían de los cordones para sobreponerse a lo ya conocido. Dependiendo del temperamento o de la edad, les dará pánico o bien se resignarán a la familiaridad de la sensación; o se lanzarán una vez más al galimatías del cambio.
La neurosis y la depresión entrarán en sus léxicos; los gabinetes del baño estarán llenos de píldoras. Básicamente, no hay nada de malo en convertir la vida en una búsqueda constante de alternativas, en pasar por encima de empleos, cónyuges, ambientes, etc., siempre que uno pueda hacerse cargo de la pensión alimenticia y del enredo con los recuerdos. Este tipo de situaciones, al fin de cuentas, ha sido suficientemente idealizado en la pantalla y en la poesía romántica. El riesgo, no obstante, es que en menos que nada la búsqueda se vuelva una ocupación de tiempo completo, y que la necesidad de una alternativa acabe siendo comparable a la dosis diaria de un adicto.
Pero hay otra salida. No mejor, quizás, desde su punto de vista, y no necesariamente segura pero recta y económica. Quienes entre ustedes hayan leído el poema “Del sirviente a los sirvientes” de Robert Frost, quizás recuerden un verso suyo: “La mejor manera de salir es siempre atravesar”. Por eso lo que voy a sugerirles es una variante sobre el tema.
Cuando el aburrimiento los golpee, entréguense a él. Que los aplaste, que los sumerja, toquen fondo. En general, con las cosas desagradables, la regla es: mientras más pronto toquen fondo más pronto volverán a flotar. La idea aquí, para parafrasear a otro gran poeta de la lengua inglesa, es mirar de frente a lo peor. La razón por la que el aburrimiento merece semejante escrutinio es que representa el tiempo puro, incontaminado, en todo su repetitivo, redundante y monótono esplendor.
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Pues el aburrimiento es una invasión del tiempo en nuestro repertorio de valores. Pone nuestra existencia en perspectiva, con un resultado neto que siempre implica precisión y humildad. La primera, debe notarse, engendra la segunda. Mientras aprendemos sobre nuestro propio tamaño, más humildes y más compasivos nos volvemos con nuestros semejantes, con ese polvo flotante en un rayo de luz o ya inmóvil sobre la mesa. ¡Ah, cuánta vida hubo en esas motas! No desde nuestro punto de vista, sino desde el de ellas. Nosotros somos para ellas lo que el tiempo es para nosotros; por eso es que parecen tan pequeñas. ¿Y saben lo que dice el polvo cuando lo limpian de la mesa?
“Recuérdame”,
susurra el polvo.
Lo he citado porque me gustaría inculcar en ustedes la afinidad con las cosas pequeñas —semillas y plantas, granos de arena o mosquitos—, pequeñas pero numerosas. Cité estos dos versos porque me gustan, porque me reconozco en ellos y, si a ello vamos, en cualquier organismo vivo que debe ser limpiado de la superficie disponible. “Recuérdame, susurra el polvo”. Y lo que oímos es que si de vez en cuando aprendemos algo sobre nosotros por cuenta del tiempo, quizás el tiempo pueda, a su vez, aprender algo de nosotros. ¿Qué habría de ser? Que aunque inferiores en significación, tenemos la ventaja de la sensibilidad.
Esto es lo que significa ser insignificante. Si se necesita un aburrimiento que paralice la voluntad, bienvenido el aburrimiento. Somos insignificantes porque somos finitos. Pero mientras más finita es una cosa, más cargada está de vida, emociones, dicha, temor, compasión. Pues el infinito no es ni muy vivo ni muy emocional. Nuestro aburrimiento nos enseña al menos esto, porque nuestro aburrimiento es el aburrimiento del infinito.
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Por lo tanto, traten de mantener la pasión, dejen la frialdad para las constelaciones. La pasión es, ante todo, un remedio contra el aburrimiento. Otra cosa, por supuesto, es el dolor —físico más que psicológico—, que suele ser consecuencia de la pasión; aunque no les deseo ninguno de los dos. Aun así, cuando sentimos dolor sabemos que al menos no hemos sido engañados (por el cuerpo o por la psique). De ahí que lo bueno del aburrimiento, de la angustia y del sentimiento de la insignificancia de la existencia, de todas las existencias, sea que no entrañan un engaño.
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No les deseo más que felicidad. Aun así, habrá muchas horas oscuras y, lo que es peor, sosas, causadas tanto por el mundo exterior como por sus propias mentes.
[...]
Discurso de graduación de la clase de 1989 de la universidad de Dartmouth. (completo)
Joseph Brodsky.
43 comentarios:
Qué curioso... no conocía a este señor y yo llevo 56 años pensando lo mismo: todo nos llega en la vida, hasta el aburrimiento (la jartura mismamente). Interesante
abrazo
... por cierto; con el nuevo cambio que ha hecho Blogger, a quienes tienen lo comentarios en ventana aparte (como tu) les ha desaparecido la opción de seguir los comentarios, con los juegos que dan... y es un pequeño coñazo porque no sabemos si hay respuestas o no. Si quieres dejarlo así 'ta bien; pero si quieres que podamos seguir el hilo tendrás que cambiar el sistema de comentarios; ya sabes dónde se modifica ¿verdad? y si no, me preguntas :)
pues eso, que yo siempre me meto donde no me llaman... pero ¡es lo que hay!
otro abrazo
¡¡¡Se agradece el detalle!!! ya se puede seguir :)
pues otro abrazo ¡qué caramba!
Mariluz, yo tampoco lo conocía, ja, ja. Tirando de la frase de Goethe encontré esto y me gustó.
El discursillo es bastante más largo y tiene sustancia, así que me costó rabajo reducirlo.
Ya me había fijado en lo de los comentarios porque lo eché de menos al ir a otros blogs, así que cambio otra vez la configuración.
Veo que me pillaste en ello.
;-)
Tres abrazos, ja, ja.
Sí es interesante... seguí el enlace (no es que necesitara ampliar mis (aburridas) experiencias, pero ya que estaba se sigue o como dijo el otro "si hay que ir se va, pero ir por ir..." pero ha merecido la pena, sí :)
'nas noches :)
No son malos consejos. Lo que ocurre es que a los 20 años (o parecido)si te dicen que llegará el Aburrimiento seguro que no te lo crees, ja, ja.
Buenas noches.
Ya lo creo que llega, la noia. Curiosamente, tengo la sensación de haberme aburrido más de joven que de adulto. También es cierto que ahora hay más medios para entretenerse -aunque a menudo sea un entretenimiento insustancial-, pero sobre todo intuyo que la razón estriba en que una hora a los dieciocho años resulta mucho, pero mucho más larga e insondable que otra a los cuarenta y cinco.
Qué largo parece esto, señor. ¿Este no es el blog del Desclasado, no? No vayas a coger sus malas costumbres, ¿eh?
Luego paso y lo leo, que ahora no puedo.
Un saludito.
Gatopando, pues casi te digo lo mismo. Aquella sensación de que "nunca pasaba nada" no la he vuelto a tener. Será que cambian las expectativas.
¡Y lo que duraba un verano!
;-)
David, que está muy resumido. Ya no lo podía mutilar más.
Espero que no te aburas leyéndolo, ja, ja.
Besos.
El día en que me aburra ,me borro (o me burra, me aborro) .Quizá sea porque la primera vez que dije " me aburro" me respondieron "pues no sea burra". Conclusión, al aburrimiento hay que echarle inteligencia e imaginación.
Será que pones también pasión, Mariajesús.
Bicos.
Eso sí.
El último párrafo que has colgado me encanta.
A veces quiero aburrirme y cuando me aburro quiero no aburrirme, creo que es normal, no?
Bicos y besos
Que breve, Antonio. Supongo que te refieres a la frase de Goethe.
Me aburre el bullicio, el traqueteo hacia nada, la repetición de rutinas y horarios sin sentido,para mí claro. No me aburro de contemplar, del silencio, de la palabra necesario, de la compañía que sabe estar y me deja poder estar también. Un beso
Quise decir palabra necesaria...como me aburre equivocarme,jajajajaja. Tu blog no me aburre..al contrario.
Carmela, es que ese es también el último párrafo del discurso. Esta bien, es esperanzador y al final deja todo en manos de uno, en la mirada con la que vemos lo que nos rodea, lo que se mueve.
Besos.
Fiorella, me pintaste un cuadro que ya me agoté en la primera frase, ja, ja.
Elegir como aburrirse es la clave.
;-)
Besos.
Mientras lo leía iba pensando en eso: atravesar los aburrimientos, sacárles jugo, porque de todas formas, son inevitables. Un abrazo.
Me aburrió.
Bicos.
No te enojes, Bluecesita, es que me tenté, me tentéeeeee !!!!! jajajajajaja.
Bueno, Cuervo, si algo no te falta a ti es pasión.
Furia, como dices tú.
;-)
Maia, que no me diste tiempo, ja, ja.
Bicos...e boas noites.
No hacer absolutamente nada es la cosa más difícil del mundo, la más difícil y la más intelectual.
Así decía un tal Fingal O'Flahertie Wills al que me sumo sin duda. Aunque me cuesta seguir dicha norma.
Biquiños Blues.
Sinceramente azulita, soy incapaz de aburrirme, ni siquiera en la ancianidad...
Besos y salud
Es que temí que te ofendieras, entonces decidí agregar el otro comentario enseguida jijiiji (como diría India).
En mi opinión la capacidad de aburrimiento de las personas responde a su actitud en la vida. Por supuesto que todos podemos pasar épocas pero la inquietud, las ganas de descubrir, empezando por conocerse a uno mismo, provocan además de confianza en uno mismo, aprender a saborear "cualquier" cosa. Igual soy muy ingenuo pero delante del mar mirando el horizonte con un bocadillo de atún soy más feliz que "El Guerra".
El aburrimiendo es el principio de la depresion!O la falta de ver mas lejos que te dejan tus ojos!
Un abrazo
Leído el post y los comentarios... y si las inquietudes y las búsquedas fueran gracias a que nos aburrimos?...
Achuchones jijijijiji que diría Maia jaaaaajajajaja ;-) (Guapa!)
India, mmmmmm nusédequémehablas. ¿Y si el aburrimiento nos condenara a buscar sin saber qué buscamos? Yo nunca me aburro ¿será por eso que busco y nunca encuentro? Achuchones jijijijijajajajaja
Rider, me acordé al leerte de que un escritor gallego del que ahora mismo no recuerdo el nombre, cuando lo veían sin hacer nada y le preguntaban, él siempre contestaba: "Estou profundando", ja, ja.
Tal cual.
Bicos.
Ya sabemos que eres un Genio.
;-)
Besos y salud.
La verdad es que hiciste bien en corregirlo enseguida, ja, ja.
;-)
Sergio, ese cuadro que pintaste al final también me encanta a mí.
Y ya queda poco...
;-)
Puede ser, Tsi. Desde luego si se convierte en crónico, mala cosa.
Un abrazo.
Bufff, India, pues...contestados todos los comentarios y ano sé qué decirte a ti, ja, ja. En el fondo creo que no, que la gente inquieta no sabe aburrirse aunque se lo proponga.
Achuchones!!!...¿jijijiji?
India, siempre da en el clavo y lo apuntala con un golpecito fino de martillo. Soy de las que considero el aburrimiento un espacio de tiempo entre búsqueda y búsqueda. No sé quien dijo que el tedio es el aburrimiento de los dioses. Lo tedisos no me gusta, aburrirme en ocasiones mucho. A continuación siempre salgo de mí y me propongo hacer algo...
Brosdky me fascina. Y no creo que tiene que ver nada con la depresión, los que la conocemos sabemos que son dos cosas incluso contrarias.
Un beso, amiga
"El aburrimiento es aquello que más profundamente humanos nos vuelve. No se conciben mulas, gorriones, tigres ni amebas que se aburran. Lo de aburrirse como una ostra es una iniquidad que se les atribuye injustamente a esos pobres crustáceos por pura maldad. Nos aburrimos porque terminó la mera supervivencia y empieza la vivencia, la contemplación de las horas y de las minifaldas sin catar bocado, las verbenas populares y las gracias del sobrinito"
[Deprimido, aplastado y aburrido. Por Tedio Plomez Sopor]
En fin, como mejorar la cita de mi alter ego soporífero. (Ahora que eres una beldad se me hace dificil la guasa, por cierto)
Besos deslumbrados, cielos.
Marcela, es que el aburrimiento extremo no lo quiere nadie. Ese aburrimiento entre dos ataques ya debe ser algo necesario...como un descanso.
India sabe, pero le gusta jugar a que no para que no nos aburramos, ja, ja.
Besos.
No sé, Frankie, yo tengo una tortuga (no la de al lado sino una de verdad) y claro, el bicho no habla, pero la cara de aburrida que pone no es de este mundo, ja, ja.
Lo que escribiste es tan cierto que debería contestarte algo más serio, pero no soy capaz. Eres tremendo.
"El aburrimiento es aquello que ocurre cuando falta el hombre verde", ja, ja.
Besos.
Era un barbeiro de sábado que amaba os libros que non entendía e gustaba de lélos todos enteiros. Unha vez atopéino coa testa pousada nas mans, ó xeito dun pensador, e díxome:
- Estou profundando.
Gracias, Rider. Veo que era ni más ni menos que de Castelao, ja, ja.
La verdad es que es un texto delicioso.
;-)
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