Todo lo que me gustaría escribir aquí en memoria de Jorge Loira, poeta adolescente que acaba de morir, no es más que una paráfrasis de lo que, en ocasión semejante, escribió Rilke en su «Réquiem» en cuya segunda elegía lamenta la muerte anticipada, la muerte inesperada, de un poeta joven. Lo era Jorge Loira, natural de Bueu, en la ría de Pontevedra, estudiante de Psicología en Salamanca, y amigo mío." Se me acercó una vez; a ofrecerme el primer número de una de esas revistas de poesía que los jóvenes acometen con divina insensatez, y que en el mejor de los casos llegan al número dos. Se la compré. Me dijo entonces quién era, y de donde, y cómo su familia me conocía.
Nos hicimos amigos, y solía visitarme, en la misma Salamanca, en ese rincón de la plaza Mayor donde todos los mediodías establezco relación noticiosa con ese disparate llamado mundo y me tomo ese café con leche que tengo tan prohibido. Me acompañaba, y hablábamos de poesía. Conocía bastante bien la española, muy imperfectamente la extranjera; Me cuidé de guiarle, de aconsejarle lecturas. Así llegó a conocer, en poco tiempo, a alguno de los grandes de este siglo, Rilke, Pessoa, Elliot, Pound. «El cementerio marino» le interesó hondamente, hasta el punto de traerme un día un poema que en él se inspiraba. Discernía con buen tino, pero ponía especial cuidado en no dejarse arrebatar, es decir, en no caer en imitaciones fáciles, sino que procuraba mantener su personalidad independiente. Estaba en ese momento de la vida, escaso de duración, luminoso como ninguno, en que lo mismo que se pasan las capas de la cebolla, el pasar las de la realidad y descubrir detrás de cada una un mundo, le arrancaba entusiasmos. Contenía su corazón briosos gérmenes, y su cabeza ideas acertadas: También la muerte, pues según el diagnóstico, fue un azar de juegos marineros lo que puso en movimiento la que llevaba desde el instante mismo de nacer. No la vivió como tal (no había llegado aún a lo de Rilke), pero fue, sin disputa, la suya, la que esperaba agazapada, en un cuajaron del cerebro. Lo voy a echar de menos, estas mañanas de invierno que se acercan, en mi rincón de la plaza Mayor, y no deja de ser posible, sino casi seguro, que un puesto distinguido, en la historia de la poesía española, haya quedado vacante: «antes de tiempo y casi en flor cortado». En ese verso está dicho para siempre y nadie logrará mejorarlo.
Gonzalo Torrente Ballester
ABC (Madrid) - 04/09/1982
Jorge Loira retratado por Pousseu
En memoria de Jorge Loira, un primo político al que no llegué a conocer.
23 comentarios:
Vaya... Pues una putada que alguien muera tan joven. El texto de Balleter me gusta. No he leído nada de él (aunque me han recomendado varias veces una que se titual..eeeh..algo del viento nos llevará o algo parecido).
El retrato de tu primo político y poeta me recuerda mucho a mi amigo Gorka.
Un saludito.
He ido a mirarlo. Quizá nos lleve el viento al infinito.
La muerte es una compañera de viaje que no tiene, pero ES y ESTÁ ... "e la nave va" ...
David, "cousas" que pasan. Quedará uno con la duda de qué hubiera sido si...
Un abrazo.
Pousseu, al acecho, pero lejos.
;-)
Si me lo dice un hombre como Torrente Ballester, uno de mis gallegos amados, sé que es cierto.
Supongo que algo habrá quedado (al menos esa revista) que guardarás como oro en paño.
Y me alegro del parentesco por tus hijas que, indudablenete, comparten genes con él.
Yo, de politicos, no quiero saber nada, ni que sean primos :)
Pero este caso es diferente, genes de alta calidad, pero yo ya sabia que los poseías :)
Besos y salud
Mariajesús, está su hermana (que nació después de que muriera él) recopilando todo el material -que es mucho- para publicar un libro. Leí algunos poemas manuscritas, pero en cuanto salga ya pondré algo aquí.
Bicos.
Genín, no caía en lo de políticos, jaja. Pero esos de primos no tienen nada.
Besos y salud.
«antes de tiempo y casi en flor cortado». En ese verso está dicho para siempre y nadie logrará mejorarlo. Me gusta mucho ese verso, y si, es difícil mejorar ese verso.
Bicos, Blue
Lo dijo Don Gonzalo de manera bellísima y me gusta haberlo leído, como saber que guardas parentesco con el poeta ido.
Un beso.
Carmela, por eso lo puse de título, porque me encantó esa forma de decirlo.
Besos.
Gracias, Isabel, y me hubiera gustado conocerlo, pero fue por poco.
Besos.
Ya he seguido los dos enlaces y me entero que van a publicar sus poemas, me gustará leerlos. Avisa cuando esté ¿vale?
besos
No sé muy bien qué decir...estas cosas me superan.
Besos, Blue.
De algún modo, el día que le ofreció la revista a Torrente Ballester cambió su vida. Un artista joven necesita un padrino como el paraguas un chubasco.
Y sí, las mejores obras son aquellas que por alguna razón quedaron sin escribir.
saludos
Por dios, qué hermosas palabras al poeta joven y frustrado... Un abrazo.
Claro, Mariluz, además pondré alguno aquí.
Besos.
Maia, estas cosas pasan. Pocas veces, pero pasan.
Besos.
Gatopando, con dieciocho años, poder compartir café casi a diario con alguien que admiras y que te puede enseñar, es un lujo.
Saludos.
Darío, quien domina las palabras nunca se queda sin ellas.
Un abrazo.
En demasiadas ocasiones muerte y poesía van íntimamente entrelazadas...
P.D. No tritures las cigalas, pecadora...
Lo siento, he pasado por una situación semejante cuando al comprar un libro autobiográfico de Muñoz Molina en un aeropuerto descubrí que hablaba de un primo mío, apenas conocido por mí, con el que compartió el servicio militar. Fue impactante.
Me voy a parapetar en que (espero) me conoces en los puntos suspensivos porque palabra no me sale............
Achuchones
Así es, Temujin.
Lo otro...es el aparato digestivo el que tritura, jaja.
Besos.
Gracias, Dr. Krapp. Una sopresa y una alegría, eso de comprobar que una persona querida queda en la memoria de otros.
Saludos.
India, sí, te entiendo. En fin, cosas que pasan.
Achuchones!!!
Que precioso lo de Torrente Ballester y que se publiquen sus poemas...la pena es menos pena. Ese lugar "vacío" ya no será tal. Un beso
Así es Fiorella, no repara lo irreparable, pero es una pequeña gran satisfacción.
Besos.
A Torrente (no al comisario sino al escritor) lo je leído en la de "ojalá nos lleve el viento al infinito" y en este texto me recuerda porqué me gustó entonces, allá por cuando los visigodos jugaban al Candy crush.
En cuanto a tu pariente lejano no tenía ni idea de su existencia y tú podrás leer sus poemas. No olvides jugar al candy crus...
Besos torrenciales
Y los podréis leer vosotros porque en cuanto los tenga pondré alguno aquí.
¿Es uno de pastillitas de colores tipo lacasitos?, si es ese, creo que hay alguien que juega en casa, jaja.
Ya jugaremos. Nos queda Benidorm, jaja.
Besos.
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