jueves, 25 de agosto de 2011

Frank y Milena





Esta mañana volví a soñar contigo. Estábamos sentados uno junto al otro y tú me rechazabas, sin enojo, con toda amabilidad. Yo me sentía muy desdichado. No por el rechazo, sino por mí, que te estaba tratando como a una mujer muda y no escuchaba la voz que salía de ti y se estaba dirigiendo a mí. Quizá la haya oído; pero no había podido responderle. Eso me recuerda algo que leí en algún lado:

"Mi amada es una columna de fuego que se mueve sobre la tierra. Ahora me tiene abrazado. Empero, ella no arrastra a quienes abraza, sino a quienes la ven." 



                                     Tuyo. 
(ahora he perdido hasta el nombre;
 se fue abreviando cada vez más 
y ahora sólo es: Tuyo.)


..........

He recibido un pequeño golpe: un telegrama de París anunciando que mañana por la noche estará aquí un viejo tío, a quien en el fondo quiero mucho. Vive en Madrid y falta de aquí desde hace mucho tiempo. Es un golpe porque me quitará tiempo y yo necesito todo el tiempo y mil veces más, con preferencia todo el tiempo que exista, para pensar en ti, para respirar en ti. El departamento también perderá su paz, las veladas perderán su sosiego. Mc gustaría estar en otro lado. Son muchas las cosas que quisiera cambiar. Tampoco quisiera volver a la oficina. Pero luego pienso que merezco unas bofetadas por expresar deseos que vayan más allá de este presente que te pertenece por completo. Por alguna razón no puedo escribir sobre nada que no sea lo que nos concierne a nosotros, únicamente a nosotros, en medio del torbellino del mundo. Todo lo ajeno es ajeno. ¡Injusto! ¡Injusto! Pero los labios balbucean y mi rostro se hunde en tu regazo. Hay una amargura que me ha quedado de los días en Viena. ¿Puedo mencionarla? Mientras estábamos allá arriba, en el bosque, creo que fue en el transcurso del segundo día, tú dijiste algo así como: "La batalla con la antecámara no puede prolongarse mucho." Y ahora, en la penúltima carta a Merano, hablas de la enfermedad. ¿Cómo puedo encontrar una salida entre esos dos hechos? No lo digo por celos, Mílena, no soy celoso. Una de dos: o el mundo es minúsculo, o nosotros somos gigantescos; porque lo cierto es que lo colmamos por completo. ¿Quién podría provocar mis celos?

..........

Ayer te aconsejé no escribirme a diario. Hoy sigo opinando lo mismo; considero que sería un beneficio para ambos y vuelvo a aconsejártelo, con mayor insistencia aún ...Sólo que, por favor Mílena, no sigas mi consejo y escríbeme a diario. Me basta con unas pocas líneas, algo más breve que las cartas de hoy, dos líneas, una, una palabra ... pero el privarme de esa palabra me causaría un terrible dolor.

..........

 Hoy estuve estudiando un plano de Viena. Por un instante me pareció incomprensible que se haya levantado una ciudad tan grande, mientras que tú sólo nece­sitas una habitación.
F.


..........

 Las mejores cartas que me has escrito (y eso es mucho decir, pues tus cartas en totalidad son, casi línea por línea, lo mejor que haya ocurrido en mi vida) son aquéllas en las cuales justificas mi "miedo" y, al mismo tiempo, procuras explicarme que no debo sentirlo. Pero ocurre que también yo, aunque a veces parezca un sobornado defensor de mi "miedo", probablemente lo justifique en lo más hondo de mí. Es más: ese miedo es parte de mí y quizá sea lo mejor de mí. Y puesto que es lo mejor de mí, quizá sea también lo único que tú amas. Pues ¿qué cosa digna de amar puede encontrarse en mí? Mi miedo,en cambio, es digno de ser amado.
Y cuando una vez me preguntaste cómo podía decir que había pasado un sábado agradable, si tenía ese miedo en el corazón, no me pareció difícil explicártelo. Puesto que te amo (y te amo, pues, conceptualizadora mía; como el mar ama a un diminuto gui-jarro hundido en sus profundidades, de la misma manera le envuelve mi amor ... y ojalá yo sea también para ti ese guijarro, si el Cielo lo permite), amo el mundo entero y a ese mundo pertenece también tu hombro izquierdo, no, primero fue el derecho y por eso lo beso cuando quiero (y tú eres tan tierna como para apartar la blusa) y a ese mundo pertenece también tu hombro izquierdo y tu rostro sobre mí en el bosque y tu rostro bajo mí en el bosque y ese descansar sobre tu pecho casi desnudo. Y por eso tienes razón cuando dices que ya fuimos uno, y eso no me produce miedo alguno, es mi única dicha y mi único orgullo y no lo limito para nada al bosque.
 Pero entre ese día-mundo y aquella "media hora en la cama" de la cual hablabas con tanto desprecio en una carta, definiéndola como cosa de hombres, existe para mí un abismo que no puedo franquear, probablemente porque no quiero. Allí hay un asunto de la noche, en todo sentido un asunto de la noche; aquí está el mundo y yo lo poseo y se supone que yo franqueé el precipicio para penetrar en la noche y para apoderarme otra vez de ella. ¿Puede uno apoderarse otra vez de algo? ¿No equivale eso a perderlo? Aquí está el mundo, que yo poseo, y se pretende que yo franquee el abismo en nombre de un inquietante hechizo, un conjuro, una piedra filosofal, una alquimia, un anillo mágico. No quiero saber nada de eso, me inspira un miedo horrible.
¡Tratar de atrapar en una noche, por medio de una hechicería, a toda prisa, jadeante, desvalido, poseído, tratar de atrapar por medio de una hechicería lo que cada día ofrece a los ojos abiertos! ("Quizá" no haya otra manera de engendrar hijos, "quizá" los hijos también sean un hechizo. Dejemos ese tema por ahora.) Por eso estoy tan agradecido (a ti y a todo) y por eso es, pues, samozrejmé[70] que junto a ti me sienta absolutamente sereno y absolutamente inquieto, absolutamente coaccionado y absolutamente libre, razón por la cual, luego de haberlo comprendido, he renunciado a todo el resto de la vida. ¡Mírame a los ojos!




Milena Jesenská tomó contacto con Frank Kafka por primera vez cuando, contando veintitrés años, le escribió pidiéndole autorización para traducir al checo una novela suya. Desde ese momento comenzó una relación epistolar que duraría más o menos cuatro años y que se iría diluyendo en el tiempo mientras  Kafka avanzaba en su enfermedad, la tuberculosis. En estas cartas, además de mostrar su adoración por Milena, se queja de su insomnio y sobre todo de su miedo, miedo que nunca llegará a explicar:

"...y mi miedo es cada vez mayor porque significa un retroceso ante el mundo”
“…siempre ese miedo, ese miedo... Busco un mueble bajo el cual esconderme, tembloroso y casi inconsciente…” 
“Tenemos en común, Milena, el deseo de una cómoda muerte; pero, en realidad, ése es ya un deseo que se experimenta en la primera infancia. Yo la experimentaba...

En  sus últimas cartas,  a una de las cuales  pertenece el extracto de la imagen, se queja de la inutilidad de escribir y del dolor que le produce su lectura.

"...cuando no te escribo, por lo menos duermo de a ratos, con un sueño liviano. Cuando no te escribo, sólo estoy cansado, triste, pesado; cuando te escribo, me destrozan la inquietud y el miedo. Nos pedimos compasión uno al otro; yo te pido que me permitas ocultarme, tú me pides ... pero el hecho de que esto sea posible es la más atroz de las paradojas.

"
 Y estas cartas no son más que un martirio, nacidas de un martirio, irreme­diable, sólo crean martirio, irremediable. ¿Para qué sumar ese mar­tirio a este invierno (que lo acentúa más aún)?"

"Pero, por el momento, lo peor es (ni yo mismo lo habría espe­rado) que ni siquiera puedo continuar escribiendo estas cartas, ni siquiera estas cartas importantes. El maligno hechizo de las cartas comienza a actuar y destruye mis noches, que ya se destruyen cada vez más por sí solas. Debo interrumpir, no puedo continuar escribiendo. Ay, su insomnio es de una naturaleza diferente a la del mío. Por favor, no escribamos más."

"Desde hace tiempo permanece aquí el fragmento de una car­ta destinada a usted, pero no me llega el momento de conti­nuarla. Los antiguos males han descubierto mi refugio, me han asaltado y me han sometido bastante. Todo me significa un es­fuerzo. Todo rasgo trazado con la pluma, todo lo que escribo me parece demasiado importante, como si no guardara relación con mis fuerzas. Y cuando escribo "afectuosos saludos" ¿ten­drán realmente esos saludos la fuerza necesaria como para llegar a la bulliciosa, tumultuosa, gris y urbana I..-strasse, en donde yo y lo mío no podríamos respirar? Por eso opto por no escribir, es­pero que lleguen tiempos mejores o peores y permanezco aquí, atendido con eficacia y ternura hasta el límite de lo posi­ble en la Tierra".






28 comentarios:

Darío dijo...

Estas cartas, que yo no había leído antes a pesar de ser un adorador de Kafka, están llenas de hallazgos literarios, que quizá, no se encuentren en sus novelas, tan grises (por no decir oscuras), tan realistas, tan crudas.
Otro Kafka, un Kafka enamorado, que besa el hombro desnudo de su amada.
"Por un instante me pareció incomprensible que se haya levantado una ciudad tan grande, mientras que tú sólo nece­sitas una habitación."
Efecto derretido inmediato.

Wendy dijo...

Kafka se sentía enfermo, con pocas fuerzas, añoraba un amor que por la lejanía le quebrantaba más que le alimentaba, amar a distancia y con tanta intensidad duele e inquieta.
A la vez se nutría y se aferraba a él porque era su razón de vivir pero las fuerzas íban fallando y hay que unir la frustración y la impotencia por no poder hacer más, sus temores y miedos eran fundados, se enfrentaba a una muerte próxima.

Trágico e intenso.
Así lo he sentido.

Besos/Bicos.

Antonio dijo...

El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
tú saludarás al tu mismo que llega
a tu puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,

y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó

toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón, que te conoce de memoria.

Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.


Derek Walcott

India dijo...

En las cartas se escribe mucho más de lo que aparece en letras... creo, opino... ;-)
Aaaaaachuchones!!!

Blue dijo...

Cuervo, pues es muy interesante leerlas siguiendo el orden en que fueron escritas(las puse enlazadas).
Algunos dicen que relata su naturaleza esquizoide, pero yo creo que van más allá. Son cartas que hablan.
También me encantó la frase que destacas, claro.

Bueno, Wendy, aunque la enfermedad tiene que influir ya ves que confiesa que ese miedo lo tiene desde niño. Y en más de una carta reconoce que además de problemas físicos los tiene psíquicos, pero no sabe como solucionarlos.
Besos.

Antonio, habrá que deducir entonces que uno se cansa del otro cuando ya no espera nada de sí mismo, cuando no gusta la imagen que devuelve el espejo (¿?)
Besos.

Inda, seguro. Y si eso le pasa a un escritor al que no le faltan palabras ¿que será de quién no las tiene?
;-)
Achuchones!!!

vera eikon dijo...

Estoy estremecida. Cada renglón de estas cartas es doloroso. Cada palabra fluye con el pecho abierto, sensible, y es piel con mi piel. No sé si siendo Milena hubiese podido soportarlo. ¿Cómo se despierta una de un amor así? Y ella, tan delicada, separando la blusa de su hombro, en un gesto que hace temblar el eje del mundo. ¿Con qué intensidad ha de amarse ante la presencia de la muerte? No sé, creo que no alcanzo a imaginarlo. Hace muchos años que leí estas cartas, y no creo recordar que en ese momento hubiesen dejado en mí una impresión tan viva como la de hoy. Está claro que la correspondencia íntima de alguien nos deja un testimonio muy directo de ese ser y de sus circunstancias. Casi me da pudor leerlas...Pero gracias (sigo con el vello de punta)
Bico, Blue (he de esperar a llegar a casa para escuchar al Sr Satie. GRRRRR)

mariajesusparadela dijo...

Me encanta ese orejudo con cara de vampiro. Y, sí, me vampiriza a mi también.

Blue dijo...

No sé, Vera, la verdad es que hubiera sido interesante leer las cartas del otro lado, pero no sé por qué rayos me la imagino más fría que él...o quizás más fuerte, que no es lo mismo.
Por cierto, con una biografia de lo más jugosa.
Bicos baixo o orvallo.

Mariajesús, me haces fijar en cada cosa,ja, ja..las orejas. ¡Que poco ven dos ojos!
Bicos.

Genín dijo...

¿Quedaria tan mal decir que parece un amor Kafkiano?
Y lo digo en serio, sin risitas a las que ya sabes que soy aficionado mas que nada por quitarle hierro a las cosas.
Leerle sabiendo que de alguna manera tenia que estar sintiendo algún sabor de muerte,me da pena...
Y si, lo genial hubiera sido leer las cartas de ella y las respuestas a cada una.
Si obviamos los modelos de los coches y alguna estructura, con ese blanco y negro, podríamos estar en los años 50.
Me ha gustado mucho.
Besitos y salud

Errata y errata dijo...

¿Tenemos derecho de leer estas cartas? siento como si le estuviese robando algo muy íntimo, tal vez lo más íntimo que se le puede robar a un hombre que es, creo, su dolor.
Tengo un nudo en la garganta. Kafka estaba tan solo...Puedo imaginarme sus desesperadas manos abriendo las cartas, leyéndolas caminando de un lado para otro como en trance, palpándolas, aferrándose a las palabras. Es cierto y lo dije y lo sabes: los besos no llegan a destino más que como alegoría (no colman ansias, son un intento fallido).
Las cartas entonces no quedaban guardadas en el "Sent", ésto me hace sentir algo extraño, como si uno entregase mucho más que palabras; como si uno entregara una parte irrecuperable de sí mismo, es un desprendimiento especial. Kafka...
Me mató tu entrada, Blue.

Errata y errata dijo...

"Sólo que, por favor Mílena, no sigas mi consejo y escríbeme a diario" y esta frase en especial me parte en mil pedazos.

Carmela dijo...

Creo que so cartas desgarradas,y muy intensas que muestran la parte mas sensible e intima de Kafka, pero siempre he sentido que esta correspondencia que mantuvo con Milena era mas una expresión de los sentimientos que en el desataba que de un romace mutuo. Y sobre todo un amor torturado.
La frase que señala Maia, tambien me impresionó.

Blue dijo...

Genin, hoy nos parece un poco raro, pero quizás en 1920, que es más o menos la fecha de estas cartas, la idea de la muerte a los 38 años, que eran los que tenía Kafka, no estaba tan alejada ni siquiera para las persona sanas.
Besitos .....y salud!!!

Maia, es verdad, parece que uno lee algo que es secreto.
Te copio y pego el texto que "envolvía" esas frases de la cabecera.
"...las cartas siempre me engañan. Y no sólo las de otros, sino también las mías. En mi caso es una des­gracia muy particular de la cual prefiero no seguir hablando; pero, al mismo tiempo, es una desdicha general. La facilidad de escribir cartas tiene que haber traído al mundo -considerado desde un punto de vista exclusivamente teórico- una terrible perturbación de las almas. Porque es una relación con fantas­mas -y no sólo con el fantasma del destinatario, sino también con el propio- la que se va gestando bajo la mano que escribe, en esa carta y, más aún, en una serie de cartas de las cuales una corrobora a la otra y puede apelar a ella como testigo. ¡A quién se le ocurrió que la gente puede mantener relaciones por corres­pondencia! Uno puede pensar en una persona ausente y puede tocar a una persona presente; todo lo demás supera las fuerzas humanas. Pero escribir cartas significa desnudarse ante los fan­tasmas, cosa que ellos aguardan con avidez. Los besos escritos no llegan a destino, son bebidos por los fantasmas en el camino. Y esa abundante alimentación hace que los fantasmas se multi­pliquen en forma tan desmesurada. La humanidad lo percibe y lucha contra eso; para eliminar en lo posible todo lo fantasmal que se interpone entre los hombres y para lograr una comunica­ción natural, para recuperar la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano. Pero ya es tarde; es obvio que esos inventos han surgido en plena caída. La otra parte es mucho más serena y fuerte: después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la telegrafía sin hilo. Los fantasmas no morirán de hambre, pero nosotros sucumbiremos."
Ese fragmento que nombras también me encantó por su sinceridad.
Besos.

Carmela, mmm...es difícil saber eso.
;-)
Besos.

EG dijo...

A mí me gusta leer cartas. Dicen mucho, muchísimo. Y a mí me gusta saber (llamese chusma). Y siempre me interesó mas la vida que la obra de los autores. Siempre. Y no le veo nada, pero nada de malo a leerlas, ni que se publiquen y todo eso. Si algo uno no quiere que sea visto luego, las quema, las rompe...no sé. No es nada profundo lo que pienso. De qué sirve la privacidad después de la muerte?

Daniel F. dijo...

Había oído hace poco tiempo de estas cartas y lanzaban una reflexión. Dentro de unos años no se podrán rescatar los correos electrónicos, millones de mensajes se perderán en el mundo electrónico. La verdad es que me hicieron pensar. De Kafka y Gregorio Samsa guardo inmejorable sabor de boca, ese libro me encantó. Le he vuelto a leer y me sigue gustando. Del amor de dos personas, no me siento capacitado para hablar pues son sensaciones muy personales....
Un beso

Errata y errata dijo...

Es muy fuerte. Gracias por copiapegarlo para nosotros, Blue.

Emma: es interesante lo que decís, eso de "¿de qué sirve la privacidad después de la muerte?" pero ¿qué hubiese dicho Kafka si le hubiesen preguntado?. Nunca lo sabremos. Tal vez diría "Todo lo ajeno es ajeno" y algo tan suyo en manos ajenas hasta me suena a violación. ¿Hubiese querido él que estas cartas murieran con él? ¿Tiene uno derecho a hacer estas cosas? No tengo respuestas. Sólo preguntas (para variar).

Besos

Blue dijo...

Emma, pues a mi también me encanta, sean mías o no. Como dice India, cuentan más que lo que está escrito.
En este caso conocemos las de Kafka, por lo que se deduce que a Milena no le importó darlas a conocer, ja, ja.
Besos.

Temujin, no sé, los correos electrónicos también se pueden guardar, y la verdad es que ocupan menos espacio que el papel. Creo que si llego a ver impreso todo lo que tengo guardado me asustaría, ja, ja.
Besos.

Maia, si las cartas de Milena no se publicaron se ve que las puso a buen recaudo ¿o las quemaría?
;-)
Besos.

El rey lagarto dijo...

Supongo que en una carta podemos mostrar muchas cosas que cara a cara nos costaria una odisea, en cierto modo este mundo virtual tambien es algo parecido, nos desnudamos de una manera diferente a como lo hariamos en la realidad.
Aparte de lo que nosotros queramos decir con palabras tambien esa lo que la otra persona quiera entender de las mismas, es todo muy complejo... Supongo que una mirada y un tono de voz son mas concluyentes que cualquier escrito, no se.

Boas tardes, bicos e apertas lady blue.

fiorella dijo...

Una entrada intensa que leída,releída y vuelta a leer...me deja sin palabras, un tanto o más desordenada que de costumbre. Leer cartas, como estas, tan ímitimas...me llevan a algo así como un gran "respeto", como cuando alguien me confía algo personal. La música que elegiste, desarma. Un beso

marcela dijo...

Creo que Kafka estaba enamorado del amor. La soledad fue su amante. Me gusta tanto, lo admiro tanto, lo siento tanto, lo entiendo tanto...
Casualmente ayer compre sus diarios, hace poco en Praga en su Museo me llego el escalofrío de su genialidad envuelta en ese abrigo negro de la soledad.
Recorrí sus cafés, seguí sus pasos.
Blue, con Satie ya considero la entrada perfecta.
Gracias, besos

Blue dijo...

Rey lagarto, me abres una vía de agua, ja, ja. Dicen que sus encuentros personales, que fueron pocos, no fueron tan felices.
Sí, todo es muy complejo.
Bicos e bo fin de semana.
;-)

Fiorella, es verdad, la sinceridad a veces asusta.
Besos.

Gracias, Marcela, vaya casualidad.
Mira lo que de decía Milena de él: “Frank no tiene capa­ci­dad para vivir.Frank jamás podrá curarse.Es una per­sona obli­gada al asce­tismo por su terri­ble luci­dez, pureza e inca­pa­ci­dad de com­pro­miso”.
Quiero ir a Praga!!!
Besos**

NINA dijo...

Faaaaaa.... qué cartas!

Siempre me hizo ilusión cartearme con un amor.

Lástima que el que amo no escribe. Tampoco habla..

=(

Bacione!

Frankie dijo...

El amor, el afecto y las recetas de cocina, despojados de su sustrato material (cuerpos y viandas, ejem) terminan por generar su propio mundito, su propio universo. Que bien que lo sabía Kafka, precursor de la realidad virtual.

Y en ese universo peculiar terminamos esclavizados por las imágenes creadas, tanto de las nuestras como las ajenas (también, también lo dice él, joio precursor, oiih)

A lo mejor es lo que nos pasa por aquí, Blue, por Internet. A ti hay que tratarte como a una cortina azul, sensible y plásticamente perceptiva; a mí, como a un hombrecito verde tocaguevos, y a los demás y en general, como a desfiles peculiares de palabras.

Pues bien, voto por que se abra esa cortina azulilla, oh, dioss

Y besos a través de la misma (toooma, peazo despedida, mejórala)

Kez dijo...

Maia Blank pregunta si tenemos derecho de leer estas cartas, por el robo de lo íntimo.

Yo también me lo pregunto. He leído la literatura de Kafka, sobre todo en la adolescencia. Kafka creó esa literatura para los lectores anónimos, pero estas palabras tenían un destino, una mujer, y alimentar un amor, por lo visto. Yo no las he leído, porque no fueron escritas para mí.

Entre otras transformaciones sociales, está en marcha la que transita desde la intimidad a su contrario [¿podríamos llamarlo "extimidad"?]. Mucha gente, atenazada en sus soledades quizás, necesita que todo el mundo sepa sus intimidades. La televisión es una buena plataforma para el discurso de lo "éxtimo": reality shows, testimonios... Y en el cine, autores que meten su cámara hacia adentro y subjetivizan las historias.

¿Lo de Kafka sería entonces "extimidad"? No, porque el grado de lo íntimo y de lo "éxtimo" que uno proyecta lo decide uno mismo, y Kafka no está en disposición de elegir nada.

Como espectadores o lectores, ¿necesitamos alimentarnos cada vez más de la intimidad de los demás?

¿Ves, Blue...? Esta entrada es de las de pensar. Es en la que menos tiempo he invertido leyéndola pero una de las que más me he extendido en el comentario.

Has tocado la tecla, porque cada uno de nosotros nos preguntamos: ¿cuánta intimidad de los demás estamos dispuestos a consumir? y, ¿cuánta "extimidad" propia estamos dispuestos a colocar en el mercado?

Pues eso.

Bicos, Blue,

Blue dijo...

Nina, ya me asustaste más tú que las cartas, ja, ja.
¿Un zombie?
;-)
Besos.

Frankie, a lo mejor...a lo peor...a lo mejor...
Esa cortinilla azul no es opaca. Es tan transparente que parece humo, y se ve bastante bien lo que hay detrás: negrura.
;-)
Besos que transparentan (No he mejorado la tuya, ja, ja)

Unknown dijo...

ESAS CARTAS QUE HE LEÍDO YA HACE ALGUN TIEMPO... ME VOLVIERON A ESTE PRESNETE, SIENDO ESTE ESCRITOR UNO DE LOS QUE MAS HE LEÍDO.

GRACIAS POR COMPARTIR TAL.

Hoy........

Hoy………….

Paso a dejar mi huella
y dejo en tal decires
Titulados Ser
Y reza así:
“Todos lo decían, todos!
es libre como el viento,
sin imaginar que tenía
dos grandes secretos
guardados en su silencio.
Y el silencio mismo
los ha revelado;
El primero, es:
el viento no es libre,
es prisionero de sí mismo
y de su propio impulso,
que lo mece, lo hamaca,
lo agita , lo aquieta,
lo convierte en ráfaga, en ciclón
o en calma brisa.
Y el segundo:
se es como el viento
cuando se piensa
para ser!”

Dejo mi saludo e invito a visitar mis blogs, dónde te aguardan algunos detalles.

Tuya
Marita
www.panconsusurros.blogspot.com

Blue dijo...

Kez, pues voy a explicar lo que me parece a mí.
Para empezar voy a diferenciar intimidad de vida privada. La vida privada de cualquier persona no me interesa, pero su intimidad puede que sí. En este caso por tratarse de un escritor, interesa por lo que escribe cuando él es el personaje y además no es ficción, es verdadero (supongamos que sí ;-).
Hay además muchos otros detalles que no tienen que ver con la historia de amor y que son de cierto interés, como la dificultad que encontraba para obtener visados, los problemas con sus publicaciones, las inseguridades al escribir...y muchas otras cosas más que para mí tienen más validez escritas aquí que en una biografía escrita por otro o incluso en un libro de historia.
Respecto a la "extimidad" voy a utilizar el mismo símil que se utiliza para las fotografías del corazón: no es lo mismo un robado que un posado. La exposición en un programa de televisión de tu vida privada es un posado ¿que interés puede tener?... bueno, las audiencias dicen que sí, ja, ja...me callo.
Y de las dos preguntas contesto a la segunda porque creo que la primera ya está contestada.
¿Cuanta extimidad propia ...? Creo que nada o casi nada. Tampoco creo que el mercado lo demandara,ja, ja.
Pues ya está. Creo.
;-)
Musutxuak.

Errata y errata dijo...

El intercambio entre vos y Kez es sublime. Me encanta esta entrada, Blue (lo de negrura no te lo creo más que como foto de perfil, lo siento). Y me encantó la diferencia que hacés entre intimidad y privacidad.